Julio Loras Zaera

fortanete

Profesor Francho de Fortanete A la luz de la ciencia. Biología y asuntos humanos

Una salamandra paracaidista

Se conocen muchos vertebrados que planean. En general, poseen expansiones en los flancos o en las patas que les sirven como superficies de sustentación. No era tan conocido hasta hace poco el caso de animales que planean sin tener esas estructuras. Pertenecen a diversos taxones, desde hormigas y arañas a anolis. Un equipo encabezado por Cristiano E. Marrón reportó en Current Biology del 26/5/2022 unos experimentos sobre este asunto con la salamandra errante (Aneides vagrans).

Salamandra

Esta salamandra vive y se desplaza entre las copas de los árboles más altos de bosques de coníferas en EEUU y Canadá, hasta a unos 80 m de altura, cayendo como en paracaídas y planeando de árbol en árbol, pese a carecer de expansiones laterales. Los autores de los experimentos buscaban averiguar cómo lo hace.

En un túnel de viento vertical hecho a medida, hicieron nueve ensayos con cinco ejemplares de esta especie y con cinco de cada una de otras cuatro escogidas para tener una serie ordenada de menos a más arborícola, en total cuarentaicinco ensayos con condiciones diferentes. Clasificaron los comportamientos en: caída inerte, ondulación lateral, control del cabeceo, paracaidismo sin desplazamiento lateral y deslizamiento. Tomaron imágenes de los ensayos desde las tres direcciones: de arriba a abajo, de izquierda a derecha y de delante a atrás.

La salamandra estudiada mantuvo el control del cabeceo desde una postura de paracaidismo, manteniéndose en posturas dorsoventralmente estables. Esta y A. lugubris mantuvieron posturas de paracaidismo alcanzando una velocidad vertical constante, aunque A. vagrans las mantuvo más tiempo. Todas las demás lo hicieron significativamente menos y no en todos los ensayos. El deslizamiento lo realizaron A. vagrans y A. lugubris y no las otras dos, siendo ligeramente más veloz la primera que la segunda y con un ángulo similar. El deslizamiento o planeo se asoció con ondulaciones parasagitales de cola y torso. Ambas especies controlaron el descenso.

Para estos investigadores estas salamandras tienen características inusuales que les permiten esas proezas: extremidades largas que tal vez faciliten maniobras aéreas, pies y manos grandes para el tamaño del cuerpo con dedos largos que forman superficies cóncavas hacia abajo y cuerpo aplanado dorsoventralmente.

No quiero terminar sin referirme al tratamiento de este asunto por el digital elmon.cat. Entre otras ventajas de esta manera de desplazarse por las alturas, menciona evitar accidentes fatales, se entiende que se refiere a caídas desde el alto dosel arbóreo, cosa que no mencionan los autores de la investigación, y por una razón muy buena. Lo que afirma el periodista es análogo a lo que dijo un ministro de Sanidad español cuando mucha gente estaba enfermando y muriendo por el aceite de colza adulterado: que el síndrome se debía a “un bichito que si se cae de esta mesa se mata”. Lo mismo pasa si se cae la salamandra de los 80 m de altura de los árboles por los que se desplaza. Me explico.

En primer lugar, la energía de una caída es proporcional a la masa del cuerpo que cae, pero esa masa no es proporcional a su longitud. A igual densidad, una longitud doble no equivale a una masa doble, sino a una ocho veces mayor. Esta salamandra no llega a los 13 cm, lo que implica cosa de 10 g de masa. Un animal de la misma forma pero de 10 veces su longitud tendría una masa de 10 kg. Cayendo desde 80 m sufriría un impacto de 8.000 joules. La salamandra sufriría uno de 8 joules. El impacto del animal imaginario le produciría a este lesiones graves, si no la muerte. El impacto de la salamandra le resultaría inocuo a esta.

A eso hay que añadir el asunto de la superficie y la resistencia del aire. Dada una misma forma, la superficie crece a razón del cuadrado de la longitud, mientras que el volumen y la masa lo hacen proporcionalmente al cubo de la longitud, por lo que la relación superficie/volumen aumenta con la disminución de la longitud. La resistencia del aire depende de la superficie. Lo que viene a significar que nuestra salamandra, además de caer con una energía insignificante, en realidad cae con una aún menor, no en caída libre. De modo que su capacidad planeadora no le es necesaria para evitar caídas fatales.

Noviembre de 2022

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