Arqueología y experimentación

El propulsor o impulsor de dardos, que se conoce con muchos nombres, es una herramienta de caza con la que se impulsan dardos, jabalinas, lanzas y azagayas alcanzando grandes distancias (de más de 80 m) con sola la fuerza del brazo. Consiste en un palo con un gancho o un vástago en un extremo. El dardo se coloca con el extremo romo apoyado en el gancho y el propulsor se coge por el otro extremo. Al hacer el lanzamiento, el brazo resulta alargado en la longitud del propulsor, con lo que se impulsa el venablo con una mayor velocidad de salida y, por lo tanto, mayor energía cinética (mucha más, ya que esa energía es proporcional al cuadrado de la velocidad).ⁱ

Propulsor sencillo

Manejo del propulsor

La invención del propulsor de dardos debió de tener importantes consecuencias, no solo en la organización de la caza (ya no dependería tanto de las trampas naturales con acoso grupal a los animales, podría cazarse en solitario, el artilugio podría ser utilizado eficazmente por mujeres y niños…) y de la sociedad (mayor autonomía individual, mayor igualdad entre sexos, menor edad para el paso a adulto…), aunque no está claro que hiciese más eficiente la caza. Además, haría más fácil la caza de pequeños animales como liebres o conejos, ya que el lanzamiento con él es más certero que con solo el brazo.

Se discute la antigüedad del artefacto y ha habido gran especulación sobre ello, ya que, a no estar hechos de hueso, su conservación es muy difícil. El más antiguo descubierto es del período Solutrense (22.000-17.000 A. P.). Sin embargo, una cosa es encontrar un artefacto antiguo y otra que corresponda a la época de su invención. Se está tratando de determinar de alguna manera en qué período de la Prehistoria se empezó a utilizar. Los estudios más prometedores son los que emplean métodos experimentales inspirados en la balística de las policías científicas. Estas comparan cómo quedan las balas disparadas por un arma conocida con las de la escena del crimen para determinar qué tipo de arma las disparó. Los arqueólogos que usan estos métodos comparan las puntas líticas (suele ser lo único que encuentran en los yacimientos) encontradas con las de reproducciones con asta que lanzan, fijándose en las grietas y roturas macroscópicas que, además, analizan microscópicamente. Lo habitual es que el proceso utilice una máquina, con lo que se controla la velocidad de lanzamiento y, por lo tanto, la energía cinética del proyectil.

El problema de esta metodología es que solo tiene en cuenta la velocidad, obviando otros factores relevantes como son la trayectoria del proyectil y el ángulo de incidencia, por lo que no es del todo fiable.

Justin Coppé, Noora Taipale y Veerle Rots han mejorado esta metodología (https://rdcu.be/dqLdk). Han tenido en cuenta el peso de los proyectiles (punta y asta) y los han lanzado manualmente de diversas formas. Han comparado los efectos de los lanzamientos en las reproducciones y los han comparado con el análisis de muchas puntas halladas en el yacimiento de Maisières-Canal (cerca de Mons, Bélgica). Una síntesis gráfica de sus datos se puede ver en la figura siguiente. A la vista del gráfico se hace ineludible concluir que las puntas de Maisières-Canal formaban parte de dardos lanzados con propulsor, ya que su “perfil” es muy similar al de las reproducciones lanzadas con esa herramienta y muy distinto al de las lanzadas a brazo o empujadas.

Con propulsor A brazo Empujando Puntas yacimiento

(Bending break: fractura curva/Lateral scar: mella lateral)

Al parecer, lo que ahora es un yacimiento estuvo ocupado entre 27.000 y 31.000 A. P. Por lo tanto, el propulsor ya era corriente en esa época. Nuevos o viejos hallazzgos de puntas líticas más antiguas podrán ser analizados con este método experimental para determinar desde cuándo el propulsor ha estado disponible. Su uso por diversos pueblos de todo el mundo puede ser indicativo de un origen común o de una invención repetida e independiente.

Diciembre de 2023