Los experimentos no se realizan solo en los laboratorios. Este se realizó en plena naturaleza con chimpancés salvajes. Los experimentadores sabían o averiguaron que estos animales tienen, entre otras, dos vocalizaciones muy características: un huu de alarma y un ladrido waa de reclutamiento. El huu es emitido en situaciones de alarma no demasiado específicas, el ladrido lo es cuando quieren emprender una cacería, defenderse de enemigos o en peleas.
Los investigadores, para empezar, escondieron (poco) serpientes por donde estaban los chimpancés, teniendo cuidado de hacerlo cerca de un individuo algo apartado de los demás, pero al alcance del oído de estos. En la mayor parte de los casos, el chimpancé descubridor de la serpiente emitía las dos vocalizaciones una a continuación de la otra. En casi todos los casos, emitía en primer lugar el huu e inmediatamente el waa. El resultado era que los otros miembros del grupo acudían rápidamente y miraban donde estaba la serpiente, a una distancia prudencial.
La segunda parte del experimento consistió en reproducir las vocalizaciones por un altavoz y observar qué hacían los simios. El huu y el waa aislados producían respuestas débiles (reaccionaban al huu mirando al altavoz con un tiempo de latencia largo y al waa acudiendo sin prisa). Esta reacción débil podría deberse, en el caso del huu, a la indefinición del motivo de alarma y en el del waa, a su frecuencia en la vida de estos simios. Sin embarro, la reacción a la llamada combinada era rápida (el tiempo de reacción era menor que la suma de los tiempos de las dos llamadas aisladas) y casi indefectible. Esto hace pensar que esa llamada combinada posee para ellos un significado concreto, pero relacionado con las llamadas componentes: ¡Peligro, venid! Lo que hace pensar en una protosintaxis compositiva, como lo es la nuestra en la mayor parte de los casos.
Naturalmente, hacen falta más estudios con otras llamadas de significados distintos, pero este estudio, junto con el comentado en el enlace de arriba, indica que el lenguaje oral de los chimpancés no tiene una diferencia cualitativa con el nuestro. También indica que el último ancestro común nuestro y de los chimpancés poseía un protolenguaje con una protosintaxis. Los autores del experimento mencionan esto, pero también señalan que varios monos también parecen usar una cierta sintaxis, con lo que esta característica se remontaría al último antepasado común de monos, simios y humanos. Es más, también parecen emplear alguna forma de sintaxis ciertas aves. En este caso, tal vez no se debiera a un ancestro común, sino a convergencia evolutiva.
Octubre de 2023