Julio Loras Zaera

fortanete

Profesor Francho de Fortanete A la luz de la ciencia. Biología y asuntos humanos

SIMBOLISMO vs. MATERIALISMO (y 3)

SAHLINS vs. HARRIS (y 3) EL CANIBALISMO AZTECA

En la primera entrega de esta serie estuve a punto de escribir que Sahlins y Harris no polemizaban citándose explícitamente. Leí sus libros a principios de los 80 y no los recordaba bien, pero al releerlos me di cuenta de que al final del de Harris este exponía una polémica sobre un asunto concreto: las explicaciones del canibalismo azteca. La resumiré, porque me parece que evidencia en lo concreto la oposición entre sus estrategias de investigación.

En 1977, Michael Harner escandalizó a todo el mundo con una novedosa explicación del canibalismo azteca: los mexicas sufrían deficiencia de proteína animal, por lo que la obtenían de los prisioneros que hacían en sus frecuentes guerras. Harris profundizó en esa explicación: en el imperio azteca no había, a excepción de una raza canina que a veces comían y pavos, animales domésticos de suficiente tamaño y en suficiente cantidad para proporcionar la proteína necesaria a la población. Lo suplían con la recolección de larvas de hormigas, de moscas y huevos de insectos de los que se formaban masas en la laguna, lo cual, por otra parte, seguía resultando insuficiente. La solución estuvo en el canibalismo, si bien, dadas las desigualdades existentes en esa sociedad, la carne de prisionero acababa principalmente en los estómagos de la elite, especialmente de los guerreros, que eran quienes proporcionaban los prisioneros y a quienes convenía tener contentos, dada la belicosidad del imperio azteca.

Sahlins criticó duramente esta tesis en un artículo de 1978 y Harris respondió en el libro comentado. Nos decía Harris que su oponente daba datos que supuestamente desmentían el déficit proteínico de los mexicas: la abundancia de patos, los venados y otros animales de caza, así como las larvas de insectos como alternativa suficiente a la carne humana. En el fondo de esta objeción, digo yo, está que en la estrategia de investigación de Sahlins se postula que todas las sociedades tienen panoplias de alternativas para satisfacer las necesidades materiales y que eligen entre ellas según sus sistemas simbólicos. En el caso de los aztecas, la elección del canibalismo se debía a su cosmovisión, según Sahlins.

La respuesta de Harris, con los mismos datos de Sahlins, son unos cálculos de la cantidad de proteína animal anual por persona que proporcionarían esas alternativas, ínfima incluso teniendo en cuenta la desigualdad social, y del territorio necesario para abastecer de ese modo las necesidades de una población grande y concentrada. En cuanto a la teoría, viene a decir que las muchas alternativas que tiene una sociedad para cubrir sus necesidades no existen al margen de las circunstancias demográficas, ecológicas y tecnológicas. Ni la demografía (una población grande en un territorio pequeño), ni la ecología (los recursos animales de ese territorio), ni la tecnología (una ganadería reducida a perros y pavos) dieron otra opción a los mexicas.

Prometí en la primera entrega de esta serie sobre la polémica entre Sahlins y Harris que expondría una conjetura personal sobre la diferencia de acogida en la academia antropológica norteamericana de las concepciones de uno y otro, concretamente de la peor acogida de la de Harris. Aquí va.

Es bastante conocido que en los EEUU hay una gran separación cultural entre las elites, las intelectuales incluidas, y las clases que podríamos llamar populares. En estas es frecuente un fuerte antiintelectualismo (que influyó, dadas determinadas coyunturas, en los éxitos de Trump y a inicios del siglo pasado del People’s Party), reactivo al desprecio de las elites por las costumbres y las preocupaciones “vulgares” e incluso “zafias” y “estomacales” de esas clases. Esto me parece que es un factor explicativo de la alergia de las elites intelectuales a las explicaciones materialistas o que den cierta importancia a la satisfacción de las necesidades materiales. Así, abundan allí los antropólogos practicantes de estrategias idealistas (o, a lo sumo, eclécticas), como si estuvieran vacunados contra el materialismo (ya que, en general, no proporcionan argumentos demasiado sólidos en defensa de sus propias estrategias). Me parece que esto fue un factor decisivo para que Harris, aunque fue seguido por bastantes colegas, fuese dejado de lado por la mayoría en la academia.

Y, puestos a hablar de política, un desengaño para quienes juzgan las ideologías a través del prisma del siglo pasado y creen que la gente de izquierdas se adhiere a filosofías materialistas y la de derechas, a filosofías idealistas. Tanto el materialista Harris como el idealista Sahlins fueron todas sus vidas personas de izquierdas, tanto en sus comportamientos sociales (incluso Sahlins fue un activista de izquierdas hasta el fin de su vida) como en sus trabajos profesionales (no haciendo “panfletos”, sino documentando desigualdades y opresiones). Si ampliamos el panorama temporal y retrocedemos al siglo XIX y los primeros treinta años del XX, veremos que había idealistas (los anarquistas) y materialistas (socialistas y comunistas) y que incluso los primeros estaban más a la izquierda que los segundos. Y hoy en día, un filósofo materialista dialectico como Gustavo Bueno mantiene posiciones políticas muy conservadoras, incluso reaccionarias.

Febrero de 2023

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