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La singularidad de los vascos

Hace muchos años, el político nacionalista vasco Xabier Arzallus declaró con orgullo que sus paisanos eran diferentes del resto de los españoles y de los franceses porque tenían Rh-, presentando la cosa como una seña de identidad distintiva de los vascos. Dejando de lado que tener Rh- dista de ser una ventaja, creando problemas en casos de transfusiones y en partos, veamos si los vascos son tan distintos de los demás españoles y franceses como presumía Arzallus.

Un equipo de  ocho genetistas franceses y españoles realizó este año un estudio de genoma completo comparando una amplia muestra de personas vascas con por lo menos cuatro abuelos también vascos y hablantes del euskara frente a otra muestra de gente de los territorios que rodean el País vasco, hablantes de lenguas romances. Entre otras cosas, intentaban dilucidar no solo la supuesta especificidad de los vascos, sino también sus orígenes y su historia en relación con el euskara. Aquí solo me interesa lo primero, por lo que nada diré sobre lo demás.

Tomaron para empezar un amplio contexto para evaluar la variabilidad genética de los vascos dentro de un gran y diverso panel poblacional que incluye muestras de toda Eurasia Occidental y del Norte de África. El análisis de la primera componente principal reveló que los vascos caen en la parte opuesta a las muestras norteafricanas y en la periferia de Europa, de forma parecida a los sardos, con los grupos en la periferia de las tierras vascas en una posición intermedia. Al considerar las componentes genéticas ancestrales de esas poblaciones, encontraron una pauta genética diferencial en los vascos: estos presentan una componente principal también presente en las otras muestras europeas y de baja frecuencia en las de Oriente Próximo, el Cáucaso y el Norte de África; y una componente menor hallada también en las poblaciones del Centro y Este de Europa. Las otras componentes halladas en el resto de las poblaciones europeas estaban casi ausentes en los vascos (< 1 %), lo mismo que en las poblaciones de alrededor de la tierra vasca. Otra componente estaba presente con alta frecuencia en los vascos y con frecuencia superior al 50 % en las poblaciones que rodean a los vascos, lo mismo que en el resto de españoles y franceses, siendo esta componente prácticamente ausente en el resto de las muestras.

Siguiendo con la supuesta identidad genética vasca, estudiaron los ROH (longitudes continuas de genotipos homocigóticos), hallando que los vascos tenían el número global más alto de ellas, lo mismo que la mayor longitud total de las mismas, seguidos por los grupos que llamaremos perivascos (cántabros, navarros meridionales, oscenses y gascones). En las demás muestras, los ROH resultaron mucho menores, casi residuales. La interpretación de estos resultados es que las poblaciones vascas y perivascas estuvieron siglos aisladas, con la consiguiente endogamia.

También investigaron la heterogeneidad genética interna de los vascos en el marco de la región francocantábrica. Una componente principal separa a los francocántabros del resto de los franceses y españoles mediante una clina con todos los vascos en un extremo, los francoespañoles (excluidos los francocántabros) en el otro y los francocántabros en posición intermedia. El análisis de la segunda componente principal reveló una marcada clina entre el Este y el Oeste de la región francocántabra, especialmente marcada en el caso de los vascos. Análisis más finos revelaron que se podían distinguir por lo menos tres grupos genéticos distintos entre los vascos, lo mismo que entre los francocántabros.

En resumen, por lo que respecta a la unicidad de los vascos, a mi modo de ver, se trata de una unicidad puramente estadística. Es decir, los vascos tienen una singularidad como grupo, pero se trata de diferencias de frecuencias génicas y no nos dicen nada sobre los individuos. Este estudio pone de manifiesto una cierta diferenciación genética entre los vascos y el resto de españoles y franceses, con unas poblaciones intermedias, con gradientes de diferenciación. Es decir, que no existe una muralla genética entre esas poblaciones. Hay que añadir a esto que no hay genes específicamente vascos ni genes presentes en los demás que estén ausentes en los vascos, siendo las diferencias solo estadísticas. Otra conclusión que saco es que las poblaciones vascas no son homogéneas, pudiéndose distinguir entre ellas por lo menos tres subpoblaciones atendiendo a las frecuencias génicas. Aunque no es una conclusión de ese estudio, se sabe hace muchas décadas que hay más diversidad genética (hay genetistas que la evalúan en más del 90 %) entre individuos de una misma población que entre poblaciones. Lo que significa que si tomamos dos personas vascas al azar, es altamente probable que difieran mucho más genéticamente  entre sí que el conjunto de la población vasca y cualquier otra población.

No quiero terminar sin señalar que los autores del estudio (vascos a juzgar por sus apellidos) hacen hincapié en la  singularidad genética vasca, pero de sus datos y de sus métodos de estudio se colige lo dicho en el párrafo anterior.

La periodista de la BBC y militante antirracista Angela Saini, en su libro Superior sobre el llamado racismo científico, se muestra contraria a este tipo de estudios, concretamente a los que intentó (fracasando por ingenuidad y por la desconfianza de sus sujetos de estudio aleccionados por soi-disant anticolonialistas) el gran genetista Luigi Luca Cavalli-Sforza, notorio antirracista, que pretendía estudiar la historia genética de pueblos que habían permanecido en total o parcial aislamiento desde la Prehistoria. Me parece un grave error impedir el estudio de la variabilidad humana por temor a que los resultados posibles no concuerden con nuestra ideología o nuestras convicciones morales. Para cambiar la realidad es imprescindible conocerla, nos guste o no. Además, este tipo de estudios, interpretados correctamente, proporcionan armas en la lucha por la igualdad. Hasta ahora, así lo  han hecho. A lo que  hay que añadir que desde el punto de  vista científico son extremadamente útiles, combinados con la lingüística y la arqueología, para conocer las migraciones y los contactos entre pueblos en la Prehistoria.

Septiembre de 2021

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