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Julio Loras Zaera

Los córvidos y nuestra cognición

Cognición es un concepto escurridizo del que diferentes científicos dan distintas definiciones, aun que todas tienen un núcleo común que podríamos enunciar así: cognición es el conjunto de capacidades cerebrales de síntesis de diferentes informaciones sensoriales y de memoria que permiten respuestas adecuadas a situaciones tanto conocidas como nuevas. Más o menos, esta es la definición que proponen los autores de un artículo aparecido en una revista de la Royal Society el pasado 1 de junio. Los autores en cuestión son Natalie Uomini, Joanna Fairlie, Russell D. Gray y Michael Griesser y proponen que, dado que los estudios sobre cognición se han centrado en los cerebros humanos, de los primates y de diversos grupos de mamíferos que tenemos estructuras cerebrales semejantes, no estarían de más excursiones por otros grupos animales, con cerebros de estructura muy diferente y con altas capacidades cognitivas. Para ello, no resultaría apropiado centrarse en el cerebro, sino que resultaría más útil enfocar las historias de vida.

Por historia de vida se entienden cosas como el ciclo vital, la duración de la infancia, el inicio de la reproducción, el tiempo de dependencia de los progenitores o la esperanza de vida.

El artículo explica dos estudios de caso referentes a dos especies de córvidos, los arrendajos siberianos y los cuervos de Nueva Caledonia. La elección es obvia, puesto que el linaje de los córvidos destaca por comprender muchas especies con altas capacidades cognitivas. Estos dos córvidos se caracterizan porque los pollos viven mucho tiempo con sus progenitores, hasta cuatro años (sobre un máximo de diez de vida) en el caso de los arrendajos y dos en el de los cuervos. Estas especies han sido elegidas porque, a diferencia de otras muchas de su linaje, no tienen cría cooperativa, un rasgo que dificultaría el análisis, puesto que también puede influir en el desarrollo de la cognición.

Experimentos de campo con arrendajos siberianos, tanto de reconocimiento de predadores como de resolución de problemas han demostrado que los juveniles no reaccionan hasta que lo hacen los progenitores, imitándolos. En el caso de los predadores, los adultos reaccionan acosándolos (poco tiempo, porque estos suelen retirarse) y los juveniles no lo hacen hasta que lo hacen los progenitores. Estas aves viven en grupos formados por los progenitores, la descendencia y/o otros individuos no reproductores no emparentados con ellos, que a su tiempo son dispersados por los descendientes dominantes. La descendencia tiene muchas más ocasiones de presenciar estos comportamientos que los miembros no emparentados, que tienen una menor tasa de supervivencia. El largo período de convivencia con los progenitores permite a los descendientes observar muchos comportamientos, proporcionándoles un rico aprendizaje, favorecido además por la tolerancia de los progenitores hacia sus descendientes.

Los cuervos de Nueva Caledonia viven en grupos familiares en los que los pollos permanecen hasta dos años. En ese tiempo, tienen modelos de tolerantes de conducta, especialmente en lo que se refiere a uso y fabricación de herramientas. Experimentos de aprendizaje social permiten concluir que tanto juveniles como adultos aprenden de los demás en contextos apropiados. Estos contextos pueden venir provocados por el hecho de que un adulto deje una herramienta en un árbol permitiendo a los juveniles que lo observan experimentar con ella. Estos cuervos muestran gran capacidad en la resolución de problemas, el razonamiento causal y la cognición física (control y manejo de las relaciones con el entorno).

Estos estudios de caso apuntan a un papel fundamental de la historia de vida en el desarrollo y la evolución de la cognición. Concretamente, apuntan a la importancia de un significativo período de convivencia con los progenitores, que, por cierto es una característica nuestra. Pasamos hasta el veinte por ciento o más de nuestra vida al cuidado más o menos directo de nuestros progenitores y otros adultos. No parece casual esta similitud con los córvidos para explicar nuestra cognición.

Este enfoque proporciona un más amplio campo de estudio y de comparación de la cognición y de su evolución, arrojando luz sobre los orígenes de nuestra capacidad cognitiva.

Septiembre de 2020

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Diseño: Julio Loras Zaera

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