Julio Loras Zaera

fortanete

Profesor Francho de Fortanete A la luz de la ciencia. Biología y asuntos humanos

Las desigualdades perjudican

Hace mucho que autoridades sanitarias y medios nos machacan con los peligros para nuestra salud. Nuestra salud, nos vienen a decir, depende de nuestro estilo de vida y si hacemos una vida sana gozaremos de excelente salud. Si, por el contrario, no hacemos caso de sus consejos, nuestra salud estará en peligro.

El título de este artículo, que de algún modo imita un lema que se ponía en los paquetes de tabaco, es el que puso la editorial Crítica a la traducción de un folleto de Richard Wilkinson, especialista en salud pública. El título inglés es Mind the Gap, que se refiere a los avisos del metro de Londres por el peligro de la brecha entre los andenes y los vagones. La traducción se publicó en 2001 y por aquel tiempo también apareció un artículo de investigadores en salud pública japoneses, en Investigación y Ciencia. Lo que se explicaba tanto en el folleto como en el artículo era que, vía la relación entre el sistema nervioso y el endocrino, el estrés crónico producido por la subordinación social por no tener control suficiente sobre la propia vida, por las faltas de respeto, por la precariedad…, con la acumulación de cortisol, promovía diversos tipos de dolencias, desde las cardiovasculares o la hipertensión hasta afecciones a la salud mental. Y eso, independientemente del estilo de vida más o menos saludable, más o menos dañino.

Nunca he encontrado en los medios ninguna autoridad sanitaria, pese a su preocupación por la salud de la población, que tenga en cuenta esas investigaciones en sus bienintencionadas recomendaciones.

Los mencionados folleto y articulo explicaban que lo que diferencia la salud entre las poblaciones de los diferentes países, a igualdad de PIB per cápita y de gasto sanitario per cápita es su grado de desigualdad. He tomado unos pocos ejemplos de países que van en la tabla siguiente y que ilustran esta afirmación.

País PIB/cápita Gasto salud/cap. Índice de Ginii Esperanza de vida
España 48.700 3.150 33,9 83,2
Estados Unidos 76.300 9.451 39,8 76,3
Reino Unido 57.500 4.003 30,5 79,8
China 21.500 731 37,1 74,7
Emiratos A. U. 88.500 865 26 75,1
Brasil 17.800 1.282 52 72,4
Rusia 34.600 1.369 36 68,2
México 23.900 1.181 43,5 76
Australia 65.400 6.540 34,3 81,3
Países Bajos 74.500 4.602 25,7 80,4

Estudiando la tabla se ve que el índice de Gini, es decir, el grado de desigualdad, explica mejor las diferencias de salud, medidas como esperanza de vida al nacer, que la riqueza o el gasto sanitario per cápita. Algunas diferencias se explican por el sistema sanitario de los países, pero globalmente el factor más relevante parece ser la desigualdad.

Wilkinson iba más allá de las desigualdades económicas y se refería también a las jerarquías. Aducía estudios británicos del personal de los ministerios que evidenciaban que los conserjes tenían peor salud y más corta vida que los jefes de negociado, independientemente del estilo de vida más o menos saludable de unos y otros.

A una de esas otras desigualdades dedican su atención un grupo de especialistas en salud pública norteamericanos. Hoy he encontrado en Brain, Behavior & Immunity – Health un artículo “Multi-discrimination exposure and biological aging: Results on the midlife in the United States study” de esos especialistas, centrado en el envejecimiento.

Los autores buscan averiguar cómo influye en el envejecimiento y la mala salud diferencial la discriminación, una cuestión que en los Estados Unidos ocupa más espacio social e intelectual que las diferencias de estatus y, especialmente, las diferencias de clase. Discriminación racial, pero también sexual, de edad, de peso, etc.

Los sujetos a estudio fueron los participantes en un estudio masivo de mediana edad. Se registraron aspectos sociodemográficos, psicosociales y conductuales de los sujetos antes de empezar la investigación, que consistió en el estudio de perfiles de metilación del ADN como biomarcadores de envejecimiento epigenético, marcador del envejecimiento biológico. La muestra fue de 1.300 participantes de los que se obtuvo sangre para estudiar su ADN. Se centraron en tres tipos de discriminación y su relación con el envejecimiento epigenético. Los ámbitos de discriminación de que se ocuparon fueron: cotidiana, severa y en el trabajo.

Los resultados se incluyen en una tabla Table 2 que contiene tres modelos y tres intensidades de discriminación. En el modelo 1 las covariables fueron la edad cronológica y el sexo; en el 2, además de las anteriores, el nivel educativo y el estatus de empleo; y en el 3, además de las anteriores, el índice de masa corporal y el hábito de fumar. Solo en el tercer modelo se tuvieron en cuanta covariables de salud física.

Las conclusiones principales fueron: 1 los sujetos de mediana edad que experimentan mayores grados de discriminación presentan un más rápido envejecimiento, medido por el reloj epigenéticoii; 2 la discriminación cotidiana y la discriminación severa tienen mayor efecto sobre el envejecimiento biológico; 3 añadir el tabaquismo y el índice de masa corporal a las otras covariables llevó a la conclusión de que eso no explicaba más de la mitad del efecto, o lo que es lo mismo, la discriminación por sí misma explica la mitad de los efectos sobre la salud.

Los norteamericanos tienen una gran preocupación por las diferencias raciales y de estatus y casi ninguna por las de renta y de clase. Serían de desear estudios como este, pero combinando la discriminación y las diferencias económicas y de clase en los Estados Unidos como se hacen en el Reino Unido y en Japón.

11 de mayo de 2024

i El índice de Gini es una medida de la desigualdad de la riqueza. Varía entre 0, igualdad absoluta, y 100, cuando una sola persona posee toda la riqueza.

ii El reloj epigenético es un marcador de la edad biológica que se basa en el grado de metilación del ADN.

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