Julio Loras Zaera

fortanete

Profesor Francho de Fortanete A la luz de la ciencia. Biología y asuntos humanos

La cola de las lagartijas

Cuando era niño, a mi y a mis amigos nos fascinaba que, a veces, cuando intentábamos cazar una lagartija, se le partiera la cola y esta empezara a agitarse frenéticamente. Hay diversas especies animales que realizan autoamputaciones defensivas, de diversos tipos taxonómicos, pero aquí voy a hablar de lagartijas y lagartos.

Hay dos posibles explicaciones distintas aunque no excluyentes de este fenómeno. Por un lado, podría constituir un “premio de consolación” para el depredador, que obtendría el valor nutritivo de la cola y no tendría que perseguir a la lagartija. Por otro, podría constituir una “maniobra de diversión”, desviando la atención del predador hacia la cola y permitiendo escapar a la lagartija.

En marzo pasado leí en Ecology and Evolution un artículo sobre una investigación acerca del funcionamiento y las finalidades concretas de este mecanismo.

Los autores, Laura A. Naidenov y William L. Allen, trataban de poner a prueba las dos hipótesis mencionadas. Para ello, utilizaron perros domésticos como modelos de depredador. Se les estimulaba con simulacros de lagartos con colas desprendibles de medidas y colores diferentes que se desprendían de los modelos. Estas colas eran largas o cortas, verdes (poco conspicuas en el parque donde se hizo el experimento) o azules (muy conspicuas). La predicción era que el perro atacaría más las colas largas (hipótesis del “premio de consolación”) y/o las más conspicuas (hipótesis de la desviación).

Como estímulo usaron cordones de pita de diferentes longitudes cubiertos de tela de diferentes tonos de gris o verde, estando los colores adaptados a la visión cromática de los perros. En el experimento, después de que los perros se interesaban en el modelo y se les incitaba a atacarlo, se desprendía la “cola”, con el “cuerpo” y ella moviéndose. Los resultados fueron, en conjunto, que los perros atacaban la “cola” en el 35 % de los ensayos y en el 65 % atacaban el “cuerpo”, lo que indica que la autoamputación es una buena estrategia contra los depredadores. Atacaron más las “colas” azules (70 %) que las verdes (30 %), lo que va en favor de la hipótesis de la “maniobra de diversión”. En cambio, no hubo diferencias significativas en cuanto a la longitud, lo cual no confirma la hipótesis del “premio de consolación”. Por lo menos, cuando el predador es un perro doméstico.

Para los investigadores, el experimento prueba, por una parte, que la autoamputación de la cola es una táctica efectiva para escapar a los depredadores, ya que las colas fueron atacadas más del 30 % de las veces. Por otra parte, la gran diferencia entre el número de ataques a las colas azules (70 %) frente a los realizados contra las inconspicuas colas verdes (30 %) parece indicar que la táctica de lagartos y lagartijas se basa en la explotación de las capacidades sensoriales del depredador y no en la cantidad de alimento que pueden representar las colas, puesto que no hubo diferencia significativa entre los ataques a las colas grandes y a las colas pequeñas. Esto puede aclarar por qué muchas lagartijas y lagartos tienen colas de colores conspicuos.

Había antes indicios en observaciones en el campo de que el color azul de la cola surtía efecto “despistando” a aves predadoras. Este experimento indica que esto también es posible que suceda con depredadores mamíferos.

Finalmente, resulta improbable que los perros del experimento tuvieran experiencia con lagartos de cola azul, por lo que los investigadores suponen que no se puede explicar por aprendizaje la reacción de los perros, inclinándose, como se ha dicho, por la explotación de sus sesgos sensoriales innatos.

Mayo de 2021

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