Ciertos antropólogos y muchos filósofos están convencidos de que no hay universales éticos, principios morales compartidos por toda la humanidad, a la vista de los muchos y distintos códigos morales que se observan entre etnias, culturas, clases o minorías. Otros antropólogos creen que sí que existen algunos principios éticos universales. El 8 de febrero de este año, los antropólogos Oliver Scott Curry, Daniel Austin Mullins y Harvey Whitehouse publicaron en Current Anthropology un artículo titulado “Is It Good to Cooperate? Testing the Theory of Morality-as-Cooperation in 60 Societies”, en el que daban cuenta de una investigación sobre esta cuestión.

Cultivadores de la teoría de la moralidad-como-cooperación, Curry. Mullins y Whitehouse entienden la moralidad como un conjunto de soluciones biológicas y culturales para los problemas de cooperación recurrentes en la vida social humana. Se basan en la teoría de juegos, concretamente en su parte referente a los juegos de suma no-cero, para identificar diferentes problemas de cooperación y sus soluciones y para predecir qué formas específicas de conducta cooperativa serán consideradas moralmente buenas dondequiera que se den, en todas las sociedades. Algunas de esas forma son la ayuda entre parientes, la ayuda al propio grupo, la reciprocidad, el valor, la deferencia con los superiores, el reparto de recursos disputados y el respeto de la posesión previa.

Estudiaron la valencia, es decir, la consideración de estas siete conductas en 60 sociedades muestreadas en los registros etnográficos, examinando la frecuencia y la distribución, tanto de las conductas como de su valoración en cada sociedad. Naturalmente, la muestra se seleccionó con el criterio de que hubiera registros de esas conductas y entre los registros que cumplían ese requisito, se seleccionó al azar. No encontraron ninguna de las 60 sociedades en que alguna de esas conductas no fuera valorada positivamente, ni ninguna en que alguna de ellas no fuese practicada, sin diferencia significativa entre las sociedades. Solo encontraron una excepción: los Chuuk, cazadores-recolectores, no valoraban positivamente el respeto a la posesión previa. No sé si había en la muestra más pueblos cazadores-recolectores, aunque no me extrañaría que no los hubiese, ya que el modo de vida cazador-recolector conlleva la irrelevancia de la propiedad.

En la discusión, los autores concluyen que su investigación refuta el relativismo moral fuerte. Yo creo que también el débil, si consideramos la moral a un nivel fundamental. También salen al paso de quienes estén tentados de pensar en un sesgo de la muestra. Aparte de que fue obtenida combinando el azar con la presencia de culturas de todas las regiones, hacen notar que el material etnográfico de los registros recogidos en el eHRAF (un archivo de todos los registros etnográficos del mundo) no fue recogido partiendo de la hipótesis de la moralidad-como-cooperación, sino que las evaluaciones morales y las conductas evaluables moralmente en esos registros han sido registradas por casualidad, por lo que es probable que si se recogieran sistemáticamente datos sobre estas conductas y su evaluación en otras sociedades, se obtendría el mismo resultado. La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, dicen los tres autores.

Curry, Mullins y Whitehouse tienen el prurito de hablar de las limitaciones de su estudio: que no han estudiado otras conductas cooperativas que también existen y que es un estudio con un enfoque binario (sí o no), sin graduar la valencia del rasgo. De todas formas, creo que pueden estar orgullosos de haber refutado un punto de vista sobre la moral, demostrando que no tiene fundamento. Me refiero al relativismo en cuanto a los rasgos básicos de la moral.

Quisiera ahora complementar este resumen con las ideas de otro antropólogo, español en este caso. Me refiero a Camilo J. Cela (sí, es hijo del premio Nobel de Literatura), que hace muchos años publicó un ensayo, De genes, dioses y tiranos, en que reflexionaba sobre el origen de la moral y hacía una clarificación muy necesaria de lo que se estudia cuando se estudia la moral. En concreto, dividía lo que confusamente se entiende por moral en cuatro niveles superpuestos: el nivel de las emociones morales (como la simpatía, la empatía, la compasión, la tendencia a ayudar...), el del razonamiento moral (el sentido del deber moral, que podemos discutir con los demás), el de las normas morales (sean estas explícitas o deducidas por los observadores de nuestra conducta) y el de los fines últimos (que puede no existir y ante los cuales no es posible discusión alguna). Los dos primeros niveles son analizables por la biología. El tercero y el cuarto, no, aunque los cuatro niveles se influyen mutuamente.

El estudio que he resumido, que se refiere a lo que Cela considera el tercer nivel, no entra a discernir lo que hay de biológico y lo que hay de cultural en la raíz de esas normas. Los autores, en su introducción, hablan de la selección de parentesco y del altruismo recíproco refiriéndose a dos de las conductas (la ayuda entre parientes y la reciprocidad), que han sido estudiados en animales (y plantas) por diversos biólogos evolucionistas. El valor, la ayuda al grupo y el reparto de recursos disputados se pueden subsumir en el altruismo promovido por la selección de grupos, que también subsumiría las dos conductas anteriores. Aunque es una teoría evolucionista heterodoxa, la selección de grupos va ganando adeptos entre los biólogos evolutivos.

De modo que solo quedarían dos de las conductas probadas fuera de la biología: la deferencia con los superiores (aunque algunos biólogos, estudiando animales con jerarquías, la encuentran en algunos casos), y el respeto de la propiedad.

Pero no podemos tomar la cuestión de una manera tan sencilla. También podría ser que esas normas y conductas se generasen por la acción del medio ecológico y cultural que hace que una especie como la nuestra, altamente social, no tenga más remedio que cooperar en todas partes. Entonces, la biologia no determinaría las normas, solo la capacidad de tenerlas y la similitud del medio haría que fuesen similares en todas partes.

Sin poder afirmarlo taxativamente, soy de la opinión de que las normas morales básicas (situadas en el nivel tercero de Cela) también pueden ser estudiadas legítimamente desde el punto de vista directamente biológico.

Marzo de 2019


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