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En general, los animales domésticos tienen una conducta basada en la mansedumbre y no temen a los humanos. De manera consistente con ello, se encontraron hace tiempo en los conejos domésticos genes relacionados con el desarrollo cerebral o neuronal que habían sufrido cambios durante la domesticación. Los mismos autores de esos descubrimientos, un equipo capitaneado por Irene Brusini, han presentado un nuevo trabajo en el que aparece la traducción anatómica de la acción de esos genes.

Brusini y colaboradores han estudiado los cerebros de ocho conejos domésticos y ocho conejos salvajes mediante la técnica de imagen por resonancia magnética de alta resolución. Evaluaron la morfología cerebral analizando el volumen de materia gris (correspondiente a los somas neuronales) y la microestructura de la materia blanca (correspondiente a las prolongaciones de las neuronas) junto con una morfometría para evaluar los cambios entre grupos en la densidad de la materia gris.

Los animales domésticos eran cuatro veces más pesados que los salvajes, aunque su cerebro era sólo ligeramente mayor, de modo que los coeficientes de encefalización de los domésticos eran la mitad que los de los salvajes. La misma alteración de la relación entre el tamaño del cerebro y el tamaño corporal se observaba si se comparaba el tamaño cerebral con la longitud del pie, de modo que ese coeficiente alterado no podía deberse a una diferencia en la composición corporal. Hay que hacer notar que diferencias de ratios parecidas se hallan entre los ejemplares domesticados y los salvajes de otras especies.

También observaron cambios específicos y localizados, no uniformes y generalizados, en la sustancia gris, cambios asociados a la domesticación. Encontraron cambios de volumen supuestamente inducidos por la domesticación, con una reducción bilateral en la amígdala y un aumento en el córtex prefrontal medial. Éstas son zonas que generan y consolidan afectos negativos (amígdala) y que controlan y modulan el miedo y la ansiedad (córtex prefrontal medial) y que, al parecer, han sufrido selección en el proceso de domesticación. Otros cambios encontrados en otras zonas del cerebro no resultaron estadísticamente significativos.

Respecto a la sustancia blanca, los cambios de volumen que han hallado, a diferencia de lo que sucede con la sustancia gris, son unidireccionales, uniformes y generalizados. Evaluando la mielinización, el diámetro de las fibras y la densidad de las mismas, han encontrado que la base de la velocidad de transmisión nerviosa hace que esta transmisión sea más lenta en los conejos domésticos que en los salvajes, lo cual concuerda con la mayor lentitud de reacción de los conejos domésticos.

Los cambios encontrados son consistentes con la diferencia de conducta, respecto a la falta de miedo y la mansedumbre, entre los animales domésticos, especialmente los que sirven habitualmente como mascotas, y sus hermanos salvajes.

Septiembre de 2018

   
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