Julio Loras Zaera

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Profesor Francho de Fortanete A la luz de la ciencia. Biología y asuntos humanos

Ya dije en otro artículo que era un lugar común entre los paleoantropólogos decir que cada nuevo descubrimiento obliga a cambios sustanciales de sus ideas. En 2000, Meave Leakey, esposa de Richard Leakey, el último, por ahora, de la saga de paleoantropólogos kenianos que durante setenta años no han parado de hacer descubrimientos importantes, halló en el distrito del lago Turkana (norte de Kenia) un cráneo de 3,5 millones de años de antigüedad que ha sido preparado y estudiado hasta que se ha presentado al público en marzo de 2001. Si Meave tiene razón en sus conclusiones, este cráneo refuta una idea muy extendida sobre la genealogía de los homínidos posteriores a los tres millones de años de antigüedad y favorece una teoría alternativa sostenida por los paleoantropólogos españoles Arsuaga y Martínez, del equipo de Atapuerca.

La teoría que cuenta con mayor consenso sitúa así los homínidos hasta hace 2,5 millones de años: Ardipitecus ramidus dio lugar a Australopithecus anamensis, que dio lugar, a su vez a Australopithecus afarensis (3,5-3millones de años). Éste dio lugar a dos nuevas especies: Paranthropus aethiopicus, por un lado, y otra no descubierta, por otro, que habría dado origen al primer miembro del género Homo y a Australopithecus africanus.

Arsuaga y Martínez, por su parte, proponen que la ramificación ya se produjo a partir de Australopithecus anamensis, dando lugar, por un lado, al afarensis, que sería el antepasado directo de los parántropos, y, por otro a una especie por descubrir que sería el antepasado común de Australopithecus africanus y de Homo. En los dos casos se habla de una especie no descubierta, pero en la concepción mayoritaria esa especie sería descendiente del afarensis y posterior a hace 3 millones de años, mientras que en la teoría de Arsuaga sería descendiente del anamensis y coetánea del afarensis.

Arsuaga y Martínez basaban su oposición a la opinión mayoritaria en su estudio de la parte de la base del cráneo del afarensis relacionada con el aparato masticador, que es proporcionalmente más ancho que el de los antropomorfos, australopitecos y humanos, pero equivalente al de los parántropos. Esta mayor anchura está relacionada con el procesamiento de alimentos bastante duros. Con base en eso, consideran que el afarensis estaba demasiado especializado en la vía que luego siguieron los parántropos para ser el antepasado del africanus y de Homo. La corriente mayoritaria respondía que esa semejanza entre el aparato masticador del afarensis y el de los parántropos se debía a convergencia evolutiva y no revelaba un parentesco más estrecho.

Y aquí es donde interviene el descubrimiento de Meave Leakey. Su cráneo presenta una miscelánea de características (entre las que sobresalen el rostro plano, los dientes pequeños y una cresta en lo alto de la cabeza) que, según ella, lo separan netamente de su coetáneo Australopithecus afarensis, por lo que ha creado un nuevo género y una nueva especie para él, bautizándolo como Kenyanthropus platyops. La segunda mitad del nombre genérico, que significa hombre en griego, subraya su opinión de que es el antepasado de Homo.

No todos los paleoantropólogos están de acuerdo con ella. Tim White, uno de los mayores expertos en homínidos fósiles, considera que el Australopithecus afarensis tendría una morfología variable. Otros aceptan su designación de una nueva especie, pero no de un género nuevo, pero esto se refiere sólo a las convenciones de los paleoantropólogos y no a los hechos.

Si la paleoantropóloga keniana tiene razón (y eso sólo se podrá dilucidar con el hallazgo de nuevos restos, en lo cual ya está trabajando), la teoría mayoritaria resulta refutada y la ramificación entre el linaje humano y el de los parántropos se produjo hace por lo menos 3,5 millones de años y no hace menos de 3, como se creía. Además es un nuevo golpe a las ideas muy arraigadas de que la existencia de varias líneas homínidas es una excepción en la historia de nuestro linaje, puesto que ya sólo queda el período que va entre el primer homínido que se conoce y hace 3,5 millones de años con una única línea.

Este descubrimiento responde al interrogante que Arsuaga y Martínez ponen en su árbol en el lugar de la especie antepasada directa de nuestro género: la especie desconocida sería Kenyanthropus platyops, aunque habría que hacer una modificación menor, puesto que ya no se podría considerar al africanus como un australopiteco, puesto que no pueden pertenecer al mismo género dos especies una de las cuales tiene un antepasado de otro género.

© Julio Loras Zaera
Profesor Francho de Fortanete

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