Profesor Francho de Fortanete

Fortificaciones paleolíticas: ¿Golpe al evolucionismo antropológico?

Así interpreta un medio de comunicación los resultados de los estudios de una fortificación siberiana de hace unos 8.000 años, cuyos constructores no practicaban la agricultura ni la ganadería, viviendo de la caza, de la pesca y de la recolección.

El evolucionismo es una corriente hace mucho desacreditada de la antropología. Tiene muy poco que ver con la teoría de Darwin. Más bien se podría llamar desarrollismo. En vez de postular la selección de variaciones por el medio, postula una direccionalidad por la que las sociedades humanas seguirían una línea ascendente de progreso tecnológico y de aumento de complejidad. Esto está desmentido por muchos hechos: por ejemplo, por la historia europea, en que la complejidad del imperio romano fue sucedida por la simplicidad de las sociedades bárbaras, o por la existencia hasta nuestros días de diversas sociedades sencillas en todos los aspectos, o por la vuelta de los mongoles al pastoreo nómada. En general, los mejores antropólogos no son evolucionistas, pero el evolucionismo antropológico sigue vivo en algunos prehistoriadores y arqueólogos, así como en el público general. Es decir, que si bien en las corrientes principales de la antropología el evolucionismo se ha visto relegado por otras concepciones, quedan reductos de adeptos al mismo.

Según el periódico en cuestión, el estudio de las fortificaciones siberianas ha acabado con el evolucionismo. Dejadme que sea escéptico al respecto. Ya en el siglo XIX se conocían sociedades sedentarias con estructuras sociales complejas que no vivían de la agricultura, sino de la caza, la pesca y la recolección y que tenían pequeñas fortificaciones, como, por ejemplo, los kwakiutl de Canadá. Y los evolucionistas siguieron en sus trece, como si no se hubiesen enterado.

Hace tiempo que se encontraron en el Bajo Obi unos cuantos restos de fortificaciones muy antiguas, como mínimo de hace 8.000 años, en una zona donde no se han encontrado restos de cultivos ni de animales domésticos de esa antigüedad, de modo que se supone que sus constructores fueron cazadores-recolectores. El yacimiento que más ha llamado la atención de antropólogos y arqueólogos es el bautizado como Amnya, que es doble, tal vez por ser el más septentrional del mundo. Hay en él restos de cerámica de dos tipos, otro varapalo para los evolucionistas que relacionan la cerámica con el Neolítico.

El asentamiento Amnya I comprende 10 pozos de casas (la parte inferior de las casas estaba por debajo del nivel del suelo) rectangulares en los que hay rastros de chimeneas elevadas centrales, lo que indica que se trataba de viviendas estables, en un promontorio. Esas casas eran de diversos tamaños, habiendo una razón de 1 a 3 entre la más pequeña y la mayor, que está situada en lo más alto del promontorio. Esta diferencia en el tamaño de las viviendas podría ser un indicio de diferenciación social. Alrededor hay restos de varias empalizadas, taludes y zanjas. A 50 m de este asentamiento hay otro abierto con otros restos de casas del mismo tipo.

Vista de los yacimientos Amnya I y II y plano de las excavaciones

La datación se hizo combinando varios métodos, desde los paleobotánicos y paleozoológicos, pasando por los estratigráficos, hasta el del radiocarbono calibrado, así como la datación de los restos de cerámica, que son abundantes y parecen corresponder a dos épocas distintas. Los autores del estudio dan dos fechas: el siglo final del séptimo milenio a. C., en que se habría dado una primera fase de construcción; y la fase principal de ocupación, a principios del sexto mileno a. C., en que se habría terminado de construir Amnya I y se habría construido Amnya II.

El artículo que da cuenta del estudio (https://doi.org/10.15184/aqy.2023.164) y fuente de las imágenes que contiene este es muy detallado y contiene una discusión muy interesante, cuya lectura recomiendo.

Resumiendo mucho y acudiendo también a otros antropólogos que han estudiado pueblos cazadores-recolectores sedentarios, acumuladores de excedentes y con sociedades complejas, estas sociedades han nacido por muy determinadas condiciones climáticas, geográficas y ecológicas. Es el caso de los kwakiutl del Canadá, asentados en estuarios de ríos por los que estacionalmente ascienden millones de salmones cuya caza-pesca permite la acumulación de aceite y pescado seco por períodos largos que a su vez es la base de la acumulación de otras riquezas (mantas en el caso de los kwakiutl) y ciclos de redistribución territorial de bienes. En el caso de los constructores de Amnya y de las otras fortificaciones del área, los esturiones, los salmones, los renos y otros animales migradores debieron de jugar un papel análogo. La cerámica puede ser el equivalente de las mantas kwakiutl. Y la existencia de diversos asentamientos en la misma zona puede ser un indicio de redistribución territorial de bienes, una especie de seguro cuando un asentamiento fuese alcanzado por malos tiempos.

Junio de 2024

QR Code
Uso de cookies: Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que su uso. Puede obtener más información en nuestra Política de cookies