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Fauna mamífera de Fortanete (3):
"Los simpáticos"

Aunque a algunas personas el segundo les parezca repulsivo. Son Roedores, caracterizados por poseer un par de incisivos en cada mandíbula, lo que les diferencia de los Lagomorfos, que poseen dos, incisivos desgastados en forma de bisel y que utilizan para roer. Son de crecimiento continuo para compensar su fuerte desgaste.

La ardilla (Sciurus vulgaris)

Ardilla

Llamada arda en Fortanete, es de tamaño mediano con la cola cubierta de pelo y más larga que la mitad del conjunto cabeza-tronco. Tiene una coloración variable según la estación: rojiza en la parte dorsal del cuerpo y en la cola y blancuzca en la parte ventral, en verano, y con el dorso más grisáceo en invierno.

Sólo puede vivir donde hay semillas, independientemente del tipo de bosque. Lo importante es la edad de los árboles, puesto que ésta determina su productividad. En Fortanete, la principal base de su alimentación son los piñones (hay avellanos, pero muy pocos y que casi nunca llegan a dar fruto). También incluye bayas, setas, cortezas, yemas y rebrotes. Aunque también se ha constatado que puede comer insectos, caracoles e incluso pájaros jóvenes. Su consumo diario de alimentos tiene dos máximos, en primavera y otoño, respectivamente, y dos mínimos, en verano e invierno, también respectivamente.

Es fundamentalmente diurna, con pequeñas variaciones estacionales. En primavera-verano, su actividad tiene lugar del alba al mediodía, en que descansa para seguir activa por la tarde y al crepúsculo. En otoño acorta el descanso del mediodía y en invierno no descansa. Sólo se queda sin salir del nido en los días de invierno con mucho viento o con nieve en las ramas.

Anida en agujeros de árboles abandonados por los picos, en agujeros naturales o en nidos construidos por ella. Éstos son esféricos, construidos con ramas y forrados interiormente de musgo, hojarasca, plumas y pelo. Los ubica en las horquillas de las ramas principales, diferenciándose de los de los pájaros en que el agujero de entrada es lateral. Tapa ese agujero con el mismo material que reviste el nido por dentro cuando deja dentro las crías.

No hay información concreta sobre su ciclo reproductor en la Península, aunque se sabe por estudios en Europa central que el apareamiento se produce a principios del invierno y que la gestación dura 38 días. El número de crías por gestación (puede tener dos gestaciones en un período reproductor) varía de 3 a 5, dependiendo del estado nutricional de la hembra. En condiciones de escasez de alimento, reabsorbe los embriones.

Piña

Su rastro son las piñas roídas para comer los piñones. Roe el cono hasta dejar al descubierto la espiga principal, llegando a veces a roer también ésta, reduciéndola a un montón de hilachas. En los restos quedan las escamas apicales. Las piñas aparecen esparcidas bajo los árboles, aunque a veces utiliza comederos en vez de comer desde las ramas. El comedero suele estar bajo las ramas, junto a un tocón o en una elevación del terreno. En estos casos, se trata de piñas recogidas en el suelo y no en las ramas.

Aunque actualmente hay una cierta conciencia ecológica (a veces mal entendida, pero no vamos ahora a discutir eso), cuando yo era un niño no era infrecuente tener ardillas enjauladas. Recuerdo una jaula enorme y muy bonita (o así me lo parecía entonces) en el bar la Ribera de Tortosa que encerraba cinco o seis vivaces ardillas que entretenían a la clientela con sus ágiles evoluciones. También recuerdo que unas primas mías tuvieron una ardilla cogida en Fortanete, ardilla que se murió y a la que hicimos su ataúd y su entierro con rezos y esquela. Pero cuidado con tener ardillas. Aparte de que ahora está prohibidísimo y el SEPRONA os metería un puro, ¡producen dolorosas mordeduras!

En Fortanete, las ardas se cazaban y se consideraba su carne exquisita. El arroz con arda se apreciaba mucho más que el arroz con conejo.

El topillo (Microtus duodecimcostatus)

Topillo

Conocido como topo en Fortanete, el topillo mide 91-110,5 mm de cabeza a cola, su cola mide 18,5 mm y sus orejas 7,5-10 mm. Su cuerpo es alargado, su cabeza redondeada y su cola, como hemos visto, corta. Las orejas pequeñas, así como el cráneo algo aplanado y los ojos también pequeños son adaptaciones a la vida subterránea, aunque no presenta, a diferencia de los verdaderos topos, que pertenecen a otro orden, otras adaptaciones particulares en la anatomía de las patas. El color de su pelaje varía con la edad: los jóvenes son grises oscuros y en la primera muda adquieren una tonalidad marrón terrosa con flancos amarillentos, aunque con predominio del gris sobre el marrón. La cola es de un tono crema.

Coloniza espacios abiertos que han sido o son cultivados, siempre que haya recubrimiento herbáceo suficiente para proporcionarle alimento. Construye galerías largas y tortuosas de 5 a 40 cm de profundidad. En ellas realiza la mayoría de sus funciones vitales. Arranca la tierra con los incisivos y la va expulsando hacia el exterior con ayuda de las patas anteriores, que la hacen pasar bajo el vientre, y, después, de las posteriores, que la van acumulando detrás. Mediante idas y venidas, va llevándola hasta el agujero exterior, formando característicos montoncitos que delatan su presencia. La distribución de los montoncitos de tierra es aparentemente desordenada y su densidad, así como la existencia de montoncitos nuevos y viejos, indica las condiciones de la población. En Tarrascón, una meseta de Fortanete, se pueden ver bastantes de estas formaciones en antiguos bancales. También se pueden ver allí colonias antiguas, identificables porque, al desaparecer los montoncitos por la lluvia y el viento, aparece una porción de terreno completamente perforada por los antiguos orificios de entrada y de salida de las galerías.

Se alimenta de raíces, de las que come la capa externa, de bulbos, tubérculos y toda clase de estructuras vegetales que contengan bastante agua y materia orgánica.

Sus máximos de actividad se producen a medianoche y en las primeras horas de la tarde. En las horas crepusculares y nocturnas, aprovecha para salir de las galerías y hacer otras nuevas. Es en estas salidas cuando es cazado por las rapaces nocturnas y los pequeños carnívoros.

Tiene actividad reproductora todo el año. Los machos llegan a la madurez sexual a las 4-5 semanas y las hembras, a las 6. Los dos máximos de actividad reproductora se producen en abril y en agosto-septiembre. El número medio de embriones por parto es de 3, con un intervalo de 1 a 5. Las crías nacen con el cuerpo cubierto de pelo gris y a los quince días tienen una apariencia muy similar a la de los adultos, excepto por el peso y el tamaño.

El primero que vi fue cuando tenía siete u ocho años. Bajaba del Masico el Maestro con mi abuela y vimos correr lo que a mí me pareció un ratón. Mi abuela lo mató con la horca y me dijo que era un topo. Yo, que había visto dibujos de topos en los libros, no me lo creía. ¿Cómo podía ser un topo, si los topos tenían el hocico largo, eran negros y tenían unas patas nada aparentes para correr? Pasados muchos años me enteré de que lo que en Fortanete se llaman topos son los topillos. Mientras tanto estaba convencido de que mi abuela había matado un ratón con la cola corta.

© Julio Loras Zaera
Profesor Francho de Fortanete

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