Evolución convergente de los ojos
Los ojos de los vertebrados y los de los cefalópodos (pulpos, sepias, clamares, nautilo) guardan una semejanza asombrosa. Tienen córnea, pupila, cristalino, retina y terminaciones nerviosas que llevan las señales de la retina al cerebro, aunque los cefalópodos, a pesar de la imagen de abajo, no tienen nervio óptico, por la proximidad a los lóbulos ópticos.
Sin embargo, la disposición de estas partes no es la misma en los vertebrados que en los cefalópodos. Mientras que en los vertebrados la retina está al fondo y las terminaciones nerviosas están entre la retina y la luz, con lo que el nervio óptico tiene que atravesarla creando un punto ciego, en los cefalópodos la distribución se parece más a la que diseñaría un ingeniero, con las terminaciones nerviosas entre la retina y el fondo, sin que nada obstaculice la llegada de la luz a la retina.
En los vertebrados la acomodación se consigue cambiando la forma del cristalino, lo que hace que en la vejez, por la rigidificación de la lente, resulte difícil, provocando la presbicia o vista cansada. La acomodación se produce en los cefalópodos cambiando la forma del globo ocular, con lo que se aleja o se acerca el cristalino a la retina.
El desarrollo embrionario también difiere: los ojos de los vertebrados se forman a partir de una parte del cerebro embrionario llamada diencéfalo y en los cefalópodos a partir de la piel.
En ambos casos los ojos funcionan como una cámara oscura: la pupila deja pasar la luz, que atraviesa el cristalino y se concentra en la retina, donde se forma una imagen invertida. Las células fotosensibles, al incidir los fotones sobre ellas se despolarizan y emiten impulsos eléctricos que las neuronas de las terminaciones nerviosas analizan y transmiten al cerebro.
Este es uno de los ejemplos más impresionantes de convergencia o evolución paralela: dos organismos muy alejados filogenéticamente tienen órganos complejos muy parecidos que responden a ambientes y presiones selectivas similares. Se les llama rasgos análogos, para diferenciarlos de los homólogos, que proceden de un antepasado común.
Como vemos, las semejanzas son muy notables y, de no saber que la disposición de la retina es distinta en vertebrados y en cefalópodos y que el desarrollo embrionario parte de estructuras diferentes, resultaría un enigma, ya que aparentemente se habrían desarrollado ojos iguales en organismos muy separados evolutivamente y sin organismos intermedios que poseyeran ojos similares
Agosto de 2020