Profesor Francho de Fortanete

Animales que se medican

Es un lugar común que los perros y los gatos se purgan ingiriendo determinadas yerbas. Sea o no cierto, se cuentan muchas consejas sobre animales que se automedican. Manuel Pijoan recoge algunas en “La automedicación animal y su interés farmacológico” (Offam, Julio de 2003). No lo hace por pura curiosidad, sino con la intención, si esas consejas son ciertas, de obtener conocimientos para la farmacología aplicables a los humanos. También hay muchas observaciones que hacen suponer que muchas especies animales se medican, pero en general son poco concluyentes. Pero alguna hay que apunta directamente a la automedicación animal. Aquí informo de algunas de esas últimas investigaciones

En la época de apareamiento, los machos de avutarda realizan un despliegue de cloaca a las hembras, que la inspeccionan meticulosamente. Esta conducta parece ser una exhibición de ausencia de parásitos que influye en la elección de las hembras.

Figura 1. Un macho de avutarda en exhibición de cortejo muestra su cloaca a las hembras cortejadas (A-B; Fotografías: C. Palacín). Detalle de plumas blancas de cloaca durante la exhibición de machos de avutarda (C; Fotografías: F. Kovacs). Detalle de otra ave con una Otiditaenia conoides (un helminto) en extensión desde la cloaca (D; Fotografía: C. Palacín). Detalle de un individuo de Otiditaenia conoides separado del cuerpo del ave (E; Fotografía: A. Lucas). Las flechas negras muestran la posición de la cloaca.

Un equipo de cinco especialistas en ecología evolutiva adscritos al Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC estudió el comportamiento de las avutardas de Madrid en época de apareamiento (https://doi.org/10.1371/journal.pone.0111057), observando que tanto machos como hembras ingerían escarabajos de la ampolla, a pesar de que contienen y expulsan cantaridina, compuesto altamente tóxico en dosis moderadas.

Figura 2. Ejemplar de una de las especies de escarabajos de ampolla. En concreto, esta tiene coloración aposemática que anuncia su toxicidad.

Los investigadores analizaron la bioactividad de la cantaridina, más allá de su toxicidad, y observaron que, además de actividad antihelmíntica, tiene actividad antibacteriana, especialmente contra infecciones de transmisión sexual. Al constatar que, mientras las hembras parecen ingerir esos escarabajos al azar, los machos los seleccionan activamente, plantearon la hipótesis de que es un factor de selección sexual: los machos con las cloacas más “limpias” son elegidos por las hembras con más frecuencia, siendo la cloaca “limpia” una señal de buena calidad del macho.

En relación con este y otros estudios, especialistas en ecología química del mismo MNCN-CSIC estudiaron la bioactividad de plantas silvestres consumidas por las avutardas frente a modelos de laboratorio de parásitos y patógenos (https://doi.org/10.3389/fevo.2022.1027201). Las avutardas, en temporada de apareamiento, consumen con preferencia Papaver rhoeas y Echium plantagineum, lo que se ha constatado en estudios de campo en que se vio que su consumo no es proporcional a su abundancia relativa. En cuanto a la primera planta, sus restos son más abundantes en las heces de los machos que en las de las hembras.

Se obtuvieron extractos de esas plantas y se ensayaron frente a diversos organismos: un flagelado, un nematodo y un hongo parásitos. Dicho brevemente, todos los extractos tuvieron efectos significativos contra esos parásitos.

En cuanto a la cantaridina, aún no hay ensayos rigurosos, pero se puede pensar, dada su toxicidad, que también tiene efectos antiparasitarios.

En https://doi.org/10.1016/j.cub.2021.12.045 se presenta un trabajo de observación de chimpancés que parece que se automedicaban y se medicaban entre sí. Las observaciones se produjeron en 15 meses, durante los cuales se detectaron 72 heridas abiertas en 22 chimpancés diferentes. En 19 eventos esos chimpancés capturaron un insecto volador de color oscuro y lo aplicaron a su herida. En algunos casos la herida tratada no afectaba al individuo que capturaba el insecto y lo frotaba varias veces en ella, sino a un paciente.

Figura 3. La secuencia conductual de un chimpancé macho adulto atrapando y aplicando un insecto a una herida en su espinilla izquierda en seis fotogramas (A-F). Los círculos rojos resaltan el objeto o la acción de interés en los fotogramas especificados. (A) el macho captura un insecto con su mano izquierda; (B) transfiere el insecto de los dedos de su mano izquierda a sus labios; (C) manteniendo el insecto entre sus labios, mueve la cabeza y los labios hacia la herida; (D) el macho aplica el insecto, que todavía está entre sus labios, sobre una superficie expuesta de la herida abierta en su espinilla izquierda; (E) mueve el insecto sobre la superficie de la herida con el dedo índice de su mano derecha; (F) el macho inspecciona de cerca su herida y continúa acicalándose alrededor de ella con la mano izquierda.

Los autores del trabajo no identificaron la o las especies de insectos en cuestión, contentándose con informar de que debían de ser alados y en su mayoría oscuros. Tampoco informan de en qué grupo o grupos de chimpancés hicieron sus observaciones. Al parecer, por las conclusiones del artículo, les interesaba más el debate sobre si los chimpancés tienen conductas prosociales, de ahí su interés por las observaciones de eventos de alomedicaciòn.

En todos los casos citados hasta aquí son posibles interpretaciones alternativas a la medicación animal. Pero hay uno en que es evidente, y no es el caso de ningún vertebrado. Se trata de Formica fusca, la hormiga más abundante en Eurasia. Cuatro zoólogos fineses han estudiado su comportamiento médico y lo han expuesto en https://doi.org/10.1111/evo.12752. Es una lástima que de momento no se pueda acceder al texto completo y haya que contentarse con el abstract. Aunque este es bastante informativo para lo que aquí interesa.

Esta hormiga se alimenta de animalitos, de secreciones de pulgones y de néctar y no suele atacar las hojas.

Figura 4. Tres obreras de Formica fusca dando cuenta de un trozo de carne

Los individuos sanos evitan el alimento con H2Os y especies reactivas de oxígeno que se producen, por ejemplo en plantas sometidas a estrés. En cambio, los afectados por una enfermedad fúngica ingieren trozos de hojas, donde se acumulan esas sustancias, pero solo mientras dura la infección. El H2Os y las especies reactivas de oxígeno son perjudiciales para ellos, pero aún más para los hongos. Medicamentos con efectos secundarios que solo toman mientras dura la enfermedad.

El trabajo que he encontrado más interesante es la observación de un orangután de Sumatra, al que los investigadores, en su mayoría indonesios, bautizaron Rakus (https://rdcu.be/dG1k2). Tras una introducción en que valoran las muchas muestras de diversos tipos de medicación en animales, de las que concluyen que en casi ningún caso se ha constatado la eficacia terapéutica de las diversas medicinas, pasan a estudiar uno de esos tipos: la aplicación tópica a heridas y úlceras.

Para ello, o tal vez por ello, tuvieron la suerte de poder observar varios días a Rakus, que presentaba una herida de mal aspecto en la cara, quizás como resultado de una pelea con otro macho.

Figura 5. Proceso de cicatrización de heridas. Rakus se alimentó y luego aplicó las hojas masticadas de Fibraurea tinctoria a su herida facial el 25 de junio. El 26 de junio se le observó nuevamente alimentándose de hojas de Fibraurea tinctoria (ver foto). Para el 30 de junio la herida estaba cerrada y para el 25 de agosto ya casi no era visible.

El primer día, Raku masticó hojas de Fibraurea tinctoria y las aplicó a la herida, cosa que hizo varios días. A los ocho días, la herida estaba casi completamente cicatrizada y varios días más tarde, la cicatrización era total. El estudio de esa liana, de uso extendido en la medicina tradicional del Sudeste asiático, revela que contiene sustancias analgésicas, antiinflamatorias y antimicrobianas entre otras sustancias medicinales.

Aunque sea necesario realizar estudios como los comentados de las avutardas, las hormigas y los orangutanes con el fin de confirmar plenamente que muchos animales se medican, especialmente estudios farmacológicos sobre sus medicinas, creo que caben pocas dudas de que es un hecho que se puede tener como muy probable.

Concedido que la medicación de los animales sea un hecho, queda otra cuestión interesante, a saber, si se trata de algo instintivo o de algo aprendido y, en este segundo caso, si se trata de aprendizaje individual (por la experiencia del individuo) o social (lo que llevaría a poder hablar de cultura).

En el caso de las avutardas parece algo instintivo, en la medida que aparentemente lo practica toda la especie ante estímulos bien definidos (los de la temporada de apareamiento). Lo de las hormigas también parece instintivo, pero podríamos llevarnos alguna sorpresa, ya que se ha probado que sus parientes las abejas y los abejorros son capaces de aprendizaje social.

En cuanto a los chimpancés, si se prueba que su uso de los insectos es terapéutico, habría que observar unas cuantas comunidades de chimpancés lo más diferentes posible, a fin de determinar: si todas las comunidades hacen el mismo uso de los insectos o usan otras medicinas; si en todas se frotan las heridas con algo o algunas hacen otras cosas. Solo así se podrá afirmar con seguridad si son prácticas instintivas, si dependen del aprendizaje individual (no parece ser el caso) o si dependen del aprendizaje social.

Respecto a los orangutanes, me parece que depende del aprendizaje, no sé si individual o social. Habría que observar otros casos en esa especie para decidirlo. En cualquier caso, me parece que sería muy interesante estudiar estos comportamientos en grandes simios a fin de hacer alguna luz sobre el origen de lo que se llama etnomedicina.

Nota: Las figuras 1, 3 y 5 proceden de los artículos comentados.

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