Julio Loras Zaera

fortanete

Profesor Francho de Fortanete A la luz de la ciencia. Biología y asuntos humanos

Mujeres cazadoras (y guerreras)

No he encontrado informaciones sobre mujeres concretas que en la historia hayan destacado como cazadoras, aunque he encontrado varias sobre cazadoras actuales, con armas de fuego y solo desde hace unas pocas décadas, muy lejos de lo que ha sido la caza en la historia. Si que he encontrado algunos nombres de guerreras famosas. Al parecer, la guerra es más importante que el sustento. Por ejemplo, Juana de Arco, Tomoe Gozen, las piratas Anne Bonny y Mary Read, la francotiradora Lyudmila Pavlichenko, la Monja Alférez o Agustina de Aragón.

Como se puede colegir por esta lista, parece que las mujeres guerreras son una excepción y por eso se las recuerda. Dado que la caza en las sociedades cazadoras-recolectoras es una actividad cotidiana, las mujeres cazadoras no son recordadas ni su actividad registrada, siendo consideradas excepciones insignificantes.

Desde el principio de la antropología como ciencia, una idea fundamental ha sido que la división sexual del trabajo (hombres cazadores, mujeres recolectoras y cuidadoras) viene de nuestros orígenes como especie, determinada por la anatomía, la fisiología y la psicología de cada sexo o, en el caso de los antropólogos mas cuidadosos, fruto de la experiencia de muchas generaciones respondiendo a las diferencias medias en fuerza y velocidad. Esta idea ha llegado a parecer un axioma que nadie cuestiona entre los antropólogos.

No hace mucho que descubrimientos como el de un enterramiento prehistórico andino de una mujer joven con armas de caza mayor y utensilios para procesarla fue una pedrada que movió las aguas de la charca antropológica. Se revisaron otros enterramientos con armas utilizando la genómica para determinar el sexo de los restos y se encontró que una buena parte eran femeninos. Esto llevó a hallazgos similares en otras partes.

De resultas de ello, ha caído el axioma en cuanto a la prehistoria. Pero sigue en cuanto a las sociedades de cazadores-recolectores recientes. De modo que estos descubrimientos han descartado las explicaciones esencialistas, que ya eran cuestionadas desde una perspectiva ideológica feminista. Como los descubrimientos y las revisiones datan de hace muy pocos años, no ha habido tiempo para investigar el origen de la división del trabajo entre cazadores y recolectoras cuidadoras. Pero un equipo de antropólogas ha arrojado otra piedra a la charca hace tres días. Una pedrada que refuta, ahora totalmente, el axioma: en muchas sociedades de cazadores-recolectores ambos sexos son las dos cosas a la vez.

Este equipo, formado por Abigail Anderson, Sofia Chile Czuc, Kaylie Nelson, Roxana Ruther y Cara Wall-Scheffler ha revisado gran parte de la literatura etnográfica sobre esas sociedades, una muestra muy amplia y bien distribuida por regiones donde se han estudiado a lo ancho del mundo. Han encontrado que de 63 sociedades de las que había suficiente información, en el 79 % había información sobre la caza por mujeres. De las 50 sociedades en las que se documentaba la caza por mujeres, en 41 había datos para determinar si esta caza era oportunista (ocasional) o intencional, hallando que en el 87 % de los casos era intencional y solo en el 5 % oportunista. Además, encontraron que en aquellas sociedades donde la caza era la actividad de subsistencia más importante las mujeres participan en la caza todo el tiempo.

Esto demuele el axioma. Lo bueno del caso es que los datos estaban ahí desde siempre y nadie los había visto hasta ahora. Es como el cuento del traje nuevo del emperador. Prácticamente es como si todos los antropólogos, ya fueran conservadores o progresistas, llevaran unas anteojeras que les impedían ver lo que estaba a la vista. Tan fuertes pueden ser los prejuicios, sean sutiles o, como en este caso, burdos.

Cuando se calmen las aguas será el momento de preguntarse de nuevo el por qué y los orígenes de una división sexual del trabajo que no se da entre la mayoría de los cazadores-recolectores, pero sí lo hace en el resto de sociedades.

Y un aviso a ciertas feministas: está bien insistir en los cuidados, pero la contribución de las mujeres a la producción material es igualmente importante y no puede negársele el prestigio.

Se me olvidaba decir que el estudio se publica en PLOS ONE.

1 de julio de 2023

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