Profesor Francho de Fortanete

Placenta artificial

No me gusta tratar aquí de técnicas y tecnología (aunque lo haga alguna vez), a menos que hayan surgido de descubrimientos científicos o que puedan contribuir a hacerlos. Aunque hoy mucha gente no distingue entre ciencia y tecnología, yo tengo muy clara la distinción, que radica en sus objetivos respectivos: mientras que la ciencia busca el conocimiento independientemente de sus posibles aplicaciones prácticas, la tecnología tiene una finalidad eminentemente práctica y aunque se base en los resultados más avanzados de la ciencia, como suele suceder hoy, solo tangencialmente produce conocimiento nuevo. Naturalmente, esto es muy esquemático y hay situaciones en que ciencia y tecnología están estrechamente unidas, también en sus objetivos. Pero en principio la diferencia es clara, por lo menos para mi.

Precisamente este mes se presentó un proyecto en que se aúnan ciencia, en su aspecto de biología, y técnica, entre otros, en su aspecto médico. No se dieron a conocer los detalles del proyecto, que al parecer no se ha publicado en ninguna revista científica, por lo que habrá que esperar esa publicación para conocerlos. O tal vez no se publique hasta mucho después de realizado el proyecto, puesto que hay otros dos del mismo tipo en el ámbito internacional, y todos por parte de entidades privadas, con más o menos ánimo de lucro, o de prestigio, con lo que es evidente que hay una fuerte competencia. En ciencia, la competencia no implica ocultación de información, pero cuando se trata de tecnología y si es de ámbito privado o semiprivado, esto está a la orden del día. La información procede de un anuncio hecho por el Hospital de Sant Joan de Déu y el Clínic de Barcelona aliados en una especie de consorcio llamado BCNatal y se trata de la fabricación de una placenta artificial para tratar a los bebés prematuros extremos. En este aspecto es tecnología, pero se presta a la investigación del desarrollo fetal en las últimas semanas del embarazo. Incluso, soñando un poco y más adelante, a la investigación detallada de todo el desarrollo desde la concepción al parto. Esto, es decir, conseguir reproducir la gestación fuera del cuerpo, que tal vez podría conseguirse con el desarrollo a fondo de esta tecnología, es algo que imaginábamos en el instituto un amigo a quien gustaban mucho las ciencias y yo. Aunque no sabíamos cómo, creíamos firmemente que se conseguiría. Y sigo creyéndolo posible. Otra cosa es que lo posible no es lo mismo que lo ético.

La placenta es una estructura que se forma por el embrión en fase de trofoblasto, que va creciendo a medida que avanza el embarazo y que asegura los intercambios de nutrientes, productos de excreción, electrolitos, oxígeno y dióxido de carbonoentrelasangre de la madre y la del feto. Es decir, es fundamental para el desarrollo del futuro bebé. De lo más importante, respecto a los motivos que han inducido el proyecto, es el intercambio de gases (oxígeno y dióxido de carbono, como en los pulmones). Aunque la diferencia en la presión de oxígeno entre la sangre de la madre y la del feto es menor que la que se da en los pulmones, su captación por el feto está aumentada de tres maneras: la presencia de hemoglobina fetal, más eficaz en la captación de oxígeno que la hemoglobina adulta; la mucho mayor concentración de hemoglobina en la sangre del feto que en la de la madre; y la dinámica del intercambio de dióxido de carbono que acrecienta la capacidad de combinación de oxígeno en la sangre fetal.

Estas capacidades de intercambio aumentan a medida que avanza la gestación, por el crecimiento de la placenta y por la formación de vellosidades, incrementándose grandemente su superficie. En cuanto a la capacidad de difusión de oxígeno, hacia el final del embarazo es mayor en la placenta que en los pulmones del recién nacido. En el caso de una gestación normal, los pulmones del recién nacido tienen una capacidad suficiente, sobrando capacidad en la placenta. Pero en el caso de los bebés prematuros, sobre todo los extremos, la inmadurez de los pulmones hace que su capacidad de captación de oxígeno sea pobre. Esta es una de las razones, tal vez la principal, del proyecto, ya que tiene repercusión en el desarrollo del cerebro.

La dificultad de este proyecto es grande. Supone un conocimiento exhaustivo de lo que pasa en la placenta y técnicas muy depuradas para imitarla. Digo yo que, además, habrá que ocuparse de construir un útero artificial que habrá de contener el bebé prematuro, la placenta y el líquido amniótico o su sustituto además de para que “nade” en él el bebé para que se mantenga la temperatura (u otro método para mantenerla).

Los autores del proyecto prevén una primera fase de experimentación con la oveja como modelo animal y evaluaciones periódicas con inteligencia artificial. Es esta fase, para ellos simplemente preliminar, la que a mi me suscita verdadero interés, ya que me parece que puede abrir camino para el cumplimiento del vaticinio de mi amigo del instituto.

Diciembre de 2020

Nacimientos prematuros, secuelas de por vida
La placenta artificial
Comentario, perspectivas

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