Julio Loras Zaera

fortanete

Profesor Francho de Fortanete A la luz de la ciencia. Biología y asuntos humanos

Los ciervos son animales de cuerpos flexibles y compactos, con patas largas y fuertes adaptadas a moverse por terrenos boscosos y accidentados. También son excelentes nadadores. Su rasgo más característico es la presencia de astas que mudan cada año pues las pierden poco después de la época de celo y pocas semanas después crecen de nuevo recubiertas de una piel aterciopelada.

Se alimentan de ramitas, hojas, cortezas, brotes de arbustos y renuevos, hierbas y otras plantas. Son rumiantes y tienen estómagos de cuatro cámaras, en donde se digiere el alimento. Los dientes de la mandíbula inferior tienen crestas de esmalte elevadas que les permiten triturar una gran variedad de vegetación.

El ciervo es un animal que vive en los bosques, por el día se mantiene a cobijo y busca el alimento al atardecer, alrededor de la media noche y por la mañana.

Machos y hembras viven separados gran parte del año. Las hembras pasan el invierno juntas a la espera de la primavera y con ella los primeros partos. En este tiempo los machos han vivido recluidos en los más profundo del bosque, renovando una cornamenta y sólo se dejarán ver cuando ya puedan lucir en todo su esplendor sus nuevas astas que nacen recubiertas en su totalidad de una especie de terciopelo y del que se libran restregando frenéticamente los cuernos contra los árboles. Las hembras sólo se reúnen con los machos en la época de celo o berrea, que ocurre en el mes de septiembre. Las hembras paren una vez al año una o dos crías llamadas gabatos. Los gabatos al nacer tienen la piel manchada, lo que les permite camuflarse aplastándose contra el suelo y permaneciendo inmóviles.

Los ciervos tienen un dimorfismo sexual (diferencia de aspecto entre machos y hembras) muy marcado. Aparte del aparato reproductor, presentan diferencias en las astas ramificadas que poseen los machos y no las hembras y en el tamaño. Las hembras vienen a pesar unos 60-70 kilos, mientras que los machos pueden llegar a los 200. Ambas diferencias, en las astas (que pierden y renuevan anualmente) y en el tamaño, se explican por la competencia entre los machos a través de luchas más o menos ritualizadas por formar harenes de hembras con las que copular en la época de celo. Estas luchas consisten en trabar las astas y empujar. Resulta obvio que unas astas mayores y un mayor tamaño proporcionan ventaja en la competencia. Incluso la exhibición de las astas puede disuadir a otros machos de trabar combate.

El ciervo es la especie faunística emblemática de la comarca de Albarracín, comarca en la que mantiene una población de aproximadamente unos 600 ejemplares.

© Jordi Barrachina

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