Hay una poderosa herramienta, muy empleada, por ejemplo, en la evaluación de tratamientos médicos, que permite evaluar la fiabilidad de hipótesis. Se conoce como metaanálisis y consiste en el análisis y evaluación de muchos estudios, evitando que las particularidades de cada uno de ellos interfieran en la decisión por una u otra hipótesis.
Es la herramienta que utilizaron seis biólogos el año pasado para evaluar las hipótesis que pretenden explicar la covariación entre coloración y agresividad hallada por varios estudios, la mayoría en vertebrados, pero también algunos en insectos (https://doi.org/10.1002/ece3.70655).
Varios estudios reportan una relación entre diversas coloraciones (especialmente en cuanto a intensidad) y el comportamiento agresivo individual. Dicho en pocas palabras, que a mayor intensidad de coloración, mayor agresividad. Las hipótesis explicativas de esta covariación son muchas.
Una hipótesis, basada en la dominancia, viene a decir que los individuos dominantes, que suelen ser más agresivos que los subordinados, suelen también tener coloraciones más intensas.
Otras hipótesis relacionan la producción de pigmentos con la salud y fortaleza de los individuos, siendo los individuos en mejor condición más agresivos.
Otro conjunto de hipótesis apunta a una covarianza genética. Las vías de producción de pigmentos y las del comportamiento agresivo coincidirían, dependerían de los mismos genes. A esta coincidencia la genética clásica la llamó pleiotropía, caracterizada por que un mismo grupo de genes participara en la determinación de rasgos aparentemente no relacionados.
Para el metaanáliisis se tomaron 731 artículos, de los que después de la eliminación de los que no trataban simultáneamente el color y la agresión y los relacionados con humanos, quedaron 278 que fueron la base de un metaanáalisis filogenético.
Para dar cuenta de la no independencia de los datos por la historia evolutiva y la relación entre las especies, construyeron un árbol filogenético con las 56 especies (52 de vertebrados y 4 de invertebrados) de que trataban los estudios y se eliminaron las interacciones entre especies.
Resultaría muy árido resumir los pasos que se siguieron en el análisis, además de que quien esté interesado puede acudir al artículo original, por lo que paso a los resultados.
La filog enia explicaba el 21,1% de la variación, mientras que eliminando secuencialmente la filogenia, la especie y los efectos de los estudios, la variación cambió muy poco, lo que sugiere que el efecto de la filogenia se debió a que varios grupos estaban representados por una o muy pocas especies.
A mi modo de ver, después de leer las conclusiones, ese metaanálisis dista de resultar concluyente, lo que me parece que se explica por algo que suele pasar en biología evolutiva. En esta ciencia, es poco frecuente que se extraigan concusiones excluyentes, la realidad biológica es demasiado compleja para reducirla a unos pocos principios excluyentes y las cosas no van de sí o no, sino de más o menos. Por ejemplo, hace más de un siglo que se discuten los tipos de especiación y aún se está lejos de un consenso que se aproxime algo a la unanimidad.
Lo cual no significa que estudios como el que comento no sean necesarios, sobre todo porque, como en este caso, la covariación entre color y agresión tendrá más o menos importancia en el estudio de las restricciones a la selección si se debe a peiotropía que si lo hace a otras causas.
Julio de 2025